Estábamos solos en una pieza, él y yo. Él se encontraba enérgico, en cambio yo, muerta de miedo. No podía dejar de pensar. Él me dijo que era una cosita rápida y trato de serenarme porque si no, no podía realizar su propósito. Me acomodaba en el lugar y la posición adecuada. De repente sacó una cosa que nunca antes había visto y que introdujo en mí, había sentido sudor y frío en todo el cuerpo.
Más tarde se me escapó una cachetada y al mismo tiempo una actitud de chiquilina. Él me pidió que me serenara y que no gritara pero mi grito fue súper intenso.
Cuando venia la sangre, antes de que él y yo pudiéramos pararnos, quería salir de esa posición y le pedí que saque esa cosa que antes me había introducido, y dijo que faltaba poco, sus ojos reflejaban ansiedad, en cambio los míos reflejaban temor. Cuando ya habíamos terminado, me fui levantando lentamente y le agradecí………………………por haberme sacado la muela!